Cuando Todos Fallamos
CUANDO TODOS FALLAMOS Por Mario Romero No conocía a Ambar, tampoco a todas aquéllas mujeres de mi país acalladas de la peor forma, porque las mató el conviviente, el propio marido o el ex. Las cautelares en Chile son una broma de muy mal gusto, los recovecos de los tribunales se han transformado en una suerte de ruleta, donde generalmente…
CUANDO TODOS FALLAMOS
Por Mario Romero
No conocía a Ambar, tampoco a todas aquéllas mujeres de mi país acalladas de la peor forma, porque las mató el conviviente, el propio marido o el ex.
Las cautelares en Chile son una broma de muy mal gusto, los recovecos de los tribunales se han transformado en una suerte de ruleta, donde generalmente se le permite estar caminando por las calles a violadores, asesinos y un variopinto de abusadores extremos.
Ambar ya no está aquí, y ya van más de 50 chilenas que se las llevó el odio, la ira, la locura y no están entre nosotros por culpa de todos.
No intervenimos cuando vemos que le gritan a una mujer, eso es violencia y cobardía, porque nos enseñaron que no había que meterse.
No gritamos en su defensa, porque de pronto nos intimida, eso es ser egoístas, no entender que entre todos debemos solidarizar.
Fallamos como sociedad, cuando los estamentos no cumplen su rol, y como dicen… “las leyes están, pero los jueces las interpretan”
Chile es un país en cíclico, donde al igual que con los terremotos, nos estremecemos con casos extremos, como los sicópatas de Viña, Vivian Haeger envuelta por días en su entretecho, Nabila Rifo, Nicole Saavedra, Antonia Garros, Fernanda Maciel, Gabriela Alcaíno y tantas otras mujeres de nuestra tierra que han pedido la vida o han quedado mutiladas por la violencia recibida por quien dijo amarlas.
Fallamos como sociedad cuando permitimos que desde los barrios más acomodados hasta los sectores más modestos, la violencia contra la mujer se institucionaliza y se hace malamente como parte de nuestro diario vivir.
Ambar ya no está entre nosotros, me acongoja las circunstancias de una vida que se la arrebató alguien que no debía estar libre.
No gritamos en su defensa a tiempo, y es momento en que entre todos como chilenas y chilenos, terminemos con esta horrible pesadilla.
No sacamos nada con “más penas” si la pena para quien pierde a un ser amado no te la va a devolver jamás.
Parar esta locura, depende de todos, y de quienes administran y dictaminan justicia, hoy un espejismo lejano, una tarea pendiente que debemos terminar de hacer, y hacerla bien para que nunca más tengamos que lamentar menos Ambar en nuestro país.
